viernes, 23 de mayo de 2025

Primeros Auxilios Psicológicos (PAP): Guía Esencial para Comprender y Actuar en Crisis

 

Cuando ocurre algo inesperado o traumático, es natural sentirnos desorientados. Comprender qué es una crisis, cómo nos afecta y qué podemos hacer desde el primer momento, es fundamental. En este artículo, exploraremos los conceptos clave de las crisis, cómo se diferencian distintos tipos de incidentes y, sobre todo, la vital importancia de los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) como primera respuesta para el apoyo emocional en momentos difíciles.

¿Qué es una Crisis?

Una crisis se define como un suceso inesperado e infrecuente, impactante y/o destructivo que desencadena la pérdida de vidas, propiedades u objetos personales. Incluso si no causa este tipo de daño directo, una crisis genera un empeoramiento significativo de la calidad de vida de los afectados. Provocan pérdidas a múltiples niveles: vidas humanas, salud física, el control sobre la propia vida y el futuro, la esperanza, la confianza, la iniciativa, la dignidad, así como pérdidas en infraestructuras sociales, acceso a servicios esenciales y objetos personales de gran significado. Superar una crisis requiere esfuerzos y recursos importantes por parte de individuos, familias, comunidades e instituciones.

Se distinguen dos tipos principales de crisis:

  • Crisis cotidianas: Ocurren con cierta frecuencia y tienen efectos negativos, pero generalmente afectan a un número reducido de personas (como una familia y sus allegados) y no ponen en riesgo infraestructuras o servicios públicos.
  • Crisis masivas: Son infrecuentes pero afectan a un gran número de personas y familias, a menudo impactando también las infraestructuras y los servicios de una comunidad.

En un sentido más amplio, el término crisis o incidente crítico puede referirse a cualquier suceso inesperado que cause pérdidas y una sensación de pérdida de bienestar y control, incluso sin pérdidas directas de vidas o materiales.

Víctimas y Afectados: Diferenciando Conceptos

Aunque en el lenguaje común a menudo se usan indistintamente, es importante diferenciar entre víctimas y afectados en el contexto de una crisis:

  • Las víctimas son aquellas personas que fallecen en la crisis o que sufren heridas graves o muy graves.
  • Los afectados directos son las personas, comunidades e instituciones que sufren las pérdidas y el daño de la crisis en primera instancia. Esto incluye típicamente a los familiares cercanos, compañeros de trabajo o de estudio con trato habitual.
  • Los afectados indirectos son personas que, aunque no sufren las pérdidas de primer grado, comparten la consternación y las pérdidas asociadas. Pueden ser personas cercanas a los afectados directos o incluso la comunidad en su conjunto que se siente implicada.

Escalando el Impacto: Crisis, Urgencia, Emergencia, Catástrofe y Desastre

La gravedad y el alcance de un suceso determinan su clasificación:

  • Una crisis es un suceso inesperado con pérdidas y sensación de pérdida de bienestar/control.
  • Una urgencia es un incidente que requiere atención inmediata por los servicios habituales, sin que se alteren las actividades del resto de la sociedad. Por ejemplo, una fractura de pierna en la escuela o un infarto en un aeropuerto que son atendidos por los servicios sanitarios sin interrumpir el funcionamiento normal de los lugares.
  • Una emergencia es una crisis que altera el ritmo y quehacer habitual de la organización y/o comunidad implicada. Requiere que un número elevado de personas interrumpan sus tareas para la gestión del incidente. Un ejemplo podría ser la misma fractura de pierna, pero si ocurre de forma grave (fractura abierta con sangrado) en un lugar muy visible y con muchos testigos, alterando las actividades normales como el recreo.
  • Una catástrofe es una emergencia donde los servicios e infraestructuras habitualmente involucrados se ven comprometidos. Esto podría incluir un incendio forestal que impide la llegada de bomberos y sanitarios, o un terremoto que daña hospitales.
  • Un desastre es una emergencia causada específicamente por un percance natural responsable de los daños, como incendios, terremotos o erupciones volcánicas.

Las Fases de una Crisis y el Proceso de Duelo

Aunque una crisis tiene distintas etapas, es crucial entender el duelo, definido como una reacción adaptativa normal a pérdidas significativas. Su propósito es asimilar la realidad de la pérdida y permitir afrontar una nueva vida. Se prefiere el término "tareas del duelo" para enfatizar que la persona en duelo es un agente activo que debe emprender acciones, en lugar de un proceso pasivo.

Se presentan diversas perspectivas sobre el duelo:

  • Elisabeth Kübler-Ross describió cinco fases: negación (rechazo inicial), ira (ante la imposibilidad de negar), negociación (búsqueda de una nueva oportunidad), depresión (aceptación de la irreversibilidad) y aceptación (adaptación para continuar la vida).
  • J. William Worden propuso tareas activas: aceptar la realidad, trabajar las emociones y el dolor, adaptarse al entorno sin el fallecido, y recolocar emocionalmente al fallecido para seguir viviendo.
  • Robert A. Neimeyer ve el duelo como un ciclo de reconstrucción de significado, con fases de evitación, asimilación (desesperación, distanciamiento social) y acomodación (aceptación, recuperación). Destaca que la pérdida puede cuestionar o reafirmar el mundo personal de significados.

Primeros Auxilios Psicológicos (PAP): La Primera Respuesta

Los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) son un enfoque modular, basado en evidencias, diseñado para ayudar a niños, adolescentes, adultos y familias afectadas por un incidente crítico. Son la primera atención en las horas iniciales tras el impacto, idealmente dentro de las primeras 72 horas.

Los tres objetivos principales de los PAP son:

  • Reducir el nivel de estrés inicial.
  • Fomentar la adaptación a corto, medio y largo plazo.
  • Potenciar las estrategias de afrontamiento.

Los PAP se basan en estrategias científicamente probadas, incluyen la recogida de información para evaluar necesidades inmediatas, deben adaptarse a diversos contextos culturales y edades, y a menudo se apoyan en material psicoeducativo. Pueden ser aplicados por cualquier persona entrenada que forme parte de los equipos de respuesta. En emergencias masivas, los proveedores deben estar coordinados. En incidentes cotidianos, suelen ser aplicados por personas del entorno habitual del afectado que han sido formadas.

Se aplican en un lugar lo más confortable posible, fuera de la zona de impacto. En grandes catástrofes, esto incluye albergues, centros de servicios, centros de recepción de familiares, líneas telefónicas de emergencia, puestos de primeros auxilios y hospitales. Un lugar óptimo es seguro, protegido de la vista y sonidos del escenario, amplio con subdivisiones, bien comunicado, con recursos básicos y privacidad.

Respecto al cuándo aplicarlos, la postura dominante sugiere que son la técnica de elección en la fase de shock y adaptación, justo después del impacto y durante las primeras 72 horas. Si no es posible en este plazo, se pueden aplicar PAP adaptados dentro de las primeras 4 a 6 semanas, enfocándose menos en el control de la activación y más en la resiliencia. Después de 6 semanas, se recomiendan otras técnicas basadas en psicoeducación y normalización. La evidencia científica concluyente sobre su eficacia a largo plazo es limitada debido a diversas dificultades en la investigación.

Principios Éticos y Buenas Prácticas en la Aplicación de PAP

Al aplicar PAP, es crucial:

  • Modelar respuestas saludables (calma, amabilidad, respeto).
  • Mantenerse visible y cercano, pero no invasivo.
  • Asegurar la confidencialidad.
  • No exceder las propias competencias.
  • Referir a profesionales si es necesario.
  • Respetar la coordinación con otros intervinientes.
  • Cuidar del propio bienestar físico y emocional.

Los materiales detallan qué hacer y qué no hacer en diferentes fases de la interacción:

  • Contacto y presentación: No ser intrusivo, no hacer comentarios insustanciales, no avasallar. Sí presentarse, situarse sin invadir, evitar contacto físico, usar tono tranquilo, preguntar por necesidades y actuar en consecuencia.
  • Recogida de información: No trivializar, no dar consejos, no gritar, no menospreciar la opinión. Sí hablar pausado, explorar necesidades, clarificar, ordenar prioridades, atender según recursos, intentar que la víctima proponga soluciones.
  • Asistencia práctica: No menospreciar necesidades o creencias, no dejar con sensación de desamparo. Sí dar información práctica, respetar creencias, dar pautas de autocuidado, anticipar información útil.
  • Pautas de afrontamiento: No decir "no pasa nada", no imponer fortaleza, no trivializar, no amenazar con enfermedades. Sí normalizar, dar pautas de autocuidado, despatologizar, explicar reacciones normales esperables.
  • Conexión con servicios externos / Cierre: No apresurar, no irse sin despedirse, no dar sensación de que es una carga, no trivializar reacciones, no dejar desconectado de la red de salud, no dejar solo/desatendido sin relevo o red de apoyo. Sí esperar al relevo o red de apoyo, conectar con red de salud pública, dar pautas sobre cuándo pedir ayuda, dejar número de contacto.

Objetivos Específicos Promovidos por los PAP

La aplicación de PAP busca promover en el afectado:

  • Seguridad física y emocional: Ofrecer un lugar seguro y privado, estabilizar a personas abrumadas, dar información veraz, atender necesidades básicas, no hacer falsas promesas ni minimizar lo ocurrido.
  • Calma: Procurar confort, comunicarse pausadamente, escuchar sin forzar, ser amable con personas difíciles, dar información repetida y clara sobre dónde obtener ayuda.
  • Conexión con la red social de apoyo: Ayudar a contactar con familiares/amigos, reunir familias (especialmente niños con cuidadores), ayudar a conectar con fuentes de ayuda comunitarias, respetar normas culturales, ofrecer ayuda religiosa si se solicita.
  • Autoeficacia y eficacia grupal/comunitaria: Animar a las personas a expresar sus necesidades, ayudarles a priorizar problemas (sin resolverlos por ellas), normalizar sentimientos, promover la recuperación del control, apoyar iniciativas grupales.
  • Afrontamiento: Conectar a las personas con sus recursos personales, facilitar el inicio del duelo, ayudar a superar estilos evitativos o de negación.
  • Ayuda: Informar sobre todos los recursos disponibles (gubernamentales y no gubernamentales), derivar a servicios, ofrecer pautas psicoeducativas, no hacer falsas promesas.

Trastorno por Estrés Agudo (TEA) y Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)

Es importante distinguir entre estas respuestas al estrés excepcional:

  • El Trastorno por Estrés Agudo (TEA) es un trastorno transitorio de gravedad importante que ocurre en las 6 primeras semanas tras un suceso estresante excepcional. Remite en horas o días, aunque puede durar hasta cuatro semanas según algunos manuales diagnósticos. Se considera precursor del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) y se caracteriza por síntomas de hiperalerta, reexperimentación (pensamientos intrusivos, flashbacks), evitación y síntomas disociativos, causando un deterioro de la capacidad funcional. Su prevalencia varía y tiende a disminuir con el tiempo, siendo más común en mujeres víctimas de abuso o asalto y en hombres en combate o cuya integridad física fue amenazada.
  • El Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) es un trastorno cronificado y muy grave que ocurre como respuesta a un hecho traumático. No remite sin ayuda profesional y se considera la cronificación de un TEA mal gestionado. La duración de los síntomas es superior a un mes. Los criterios diagnósticos incluyen la exposición al trauma, reexperimentación persistente, evitación recurrente, síntomas de activación aumentada, duración prolongada y afectación de la vida cotidiana. Los síntomas son similares a los del TEA (hiperalerta, reexperimentación, evitación), pero persistentes y crónicos. La epidemiología varía según el contexto; aunque la mayoría de los adultos se recuperan sin secuelas, un porcentaje significativo puede desarrollar TEPT agudo o crónico, con una prevalencia generalmente mayor en mujeres.

Fases de Aplicación de los PAP

La aplicación de PAP sigue típicamente ocho fases:

  • Contacto y presentación: Establecer un acercamiento respetuoso y no intrusivo.
  • Alivio y protección: Atender necesidades básicas y ayudar a reunir familias.
  • Contención: Estabilizar y orientar a personas abrumadas.
  • Recogida de información: Identificar necesidades y preocupaciones inmediatas.
  • Asistencia práctica: Explorar, priorizar y planificar acciones para atender necesidades.
  • Conexión con la red social de apoyo: Facilitar el contacto con familiares y amigos.
  • Pautas de afrontamiento: Informar sobre reacciones normales al estrés y enseñar técnicas básicas.
  • Conexión con servicios externos: Derivar a servicios de ayuda especializados y dejar información de contacto.

Antes de aplicar PAP, es vital informarse sobre el incidente y el entorno, coordinarse con otros intervinientes, detectar quién necesita asistencia, trabajar con familias y grupos si es posible, mantener la calma y demostrar claridad, y adaptar el enfoque a diversas culturas y poblaciones de riesgo.


Comprender estos conceptos y aplicar las pautas de los Primeros Auxilios Psicológicos es crucial para brindar una respuesta temprana y efectiva. No solo te permitirán reducir el estrés inicial en quienes atraviesan un incidente crítico, sino que también potenciarán su capacidad de afrontamiento y adaptación. ¡Tu conocimiento y acción pueden marcar una diferencia real en la vida de las personas en momentos de vulnerabilidad! Si te interesa profundizar en estas habilidades o deseas complementar tu formación, te invitamos a explorar más recursos y capacitaciones sobre Primeros Auxilios Psicológicos.


Cómo Aplicar Primeros Auxilios Psicológicos a Niños y Adolescentes en Momentos de Crisis

  ¡Hola! Qué bueno que estás aquí, porque vas a aprender cómo aplicar los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) a nuestros niños y adolescent...